domingo, 27 de diciembre de 2015

Ramos Allup no cuadra

El 6 de diciembre de 2015 representó, para la mayoría de los venezolanos, un día que devolvió la esperanza a este país, ese día ha sido el resultado de luchas populares, de protestas sociales, de justos reclamos de estudiantes, de jóvenes, de amas de casa, de trabajadores, de los gremios de profesionales
, en fin, justos reclamos de una sociedad golpeada y cansada de un modelo que no da soluciones pero que sí, y con mucha eficiencia, genera problemas y odios entre el noble pueblo venezolano. Este modelo que hoy día nos gobierno, que controla los poderes públicos, que a través del miedo y la fuerza amenaza y agrede a quien se le oponga, ese modelo que parecía invencible, que a diario llenaba de desesperanza a millones, resultó derrotado, y no por la violencia, ni por la ayuda de algún líder absoluto, tampoco por la prepotencia, no, resultó derrotado por la decisión ciudadana, por la firme convicción de millones de venezolanos que ansiaban, y siguen anhelando,  un país distinto, un país lleno de oportunidades, un país de tolerancia y reconciliación, ese modelo totalitario que representa Nicolás Maduro fue derrotado por los sueños de libertad y los inmensos deseos de cambio de los venezolanos.

Y justo por esos deseos de cambio es que he decidido expresar lo que pienso sobre la discusión que en la sociedad venezolana y en el seno de la Mesa de la Unidad Democrática se está dando sobre quién debe presidir el poder legislativo nacional desde el próximo 5 de enero de 2016. Creo que todos somos necesarios para la reconstrucción nacional, entre ellos, sin duda, millones de venezolanos que en un momento creyeron en la revolución socialista como medio para solucionar los problemas sociales que históricamente han aquejado a nuestra Venezuela. Dejando esto claro y reivindicando el deseo de cambio de este pueblo, manifiesto mi preocupación ante la posible designación del Dirigente de Acción Democrática, Henry Ramos Allup, como Presidente de la Asamblea Nacional. Reconozco la importancia de la labor realizada por el Diputado Allup y su partido en esta cruzada por la recuperación de la democracia, sin embargo considero que no es la figura indicada para representar a los millones de ciudadanos que votaron por un cambio y por generar las condiciones necesarias para la reconciliación nacional, así como tampoco considero que sea la persona ideal para atraer, al proyecto democrático de la UNIDAD, al  sector del país que aún recuerda de manera negativa los gobiernos de la llamada “cuarta república”.

Creo prudente alejarnos como alternativa democrática, a pesar de la tentación que representa tener la razón y ansiar justicia,  de las posturas retadoras que no promuevan la unidad nacional y que den paso a confrontaciones, posturas con las que, en muchas ocasiones, Ramos Allup se basa para pronunciar sus entretenidos pero, para muchos, hirientes discursos.

Ante esto y pensando en consolidar y aumentar la nueva mayoría nacional sería adecuado que la Mesa de la Unidad Democrática tome en cuenta perfiles que, sí, sean capaces de actuar con contundencia antes las acciones gubernamentales, pero que tamb
ién funjan como puentes entre ciudadanos divididos por años de polarización, que representen en mayor medida el mensaje de cambio ofrecido en la campaña y que no generen rechazo en el pueblo oficialista que, al igual que el resto de los sectores, son de máxima importancia para rescatar a nuestro país de la crisis económica y social que hoy día padece.    

Emerson Cabaña

Emersonjose.cs@gmail.com

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